Lucía llegó a Santa Fe cuando tenía 13 años, hoy es abuela, y en tres años debió evacuarse de su casa dos veces. Sol transita por sus primeros años de vida, empezó la escuela con mucha alegría, pero la inundación le llevó sus juguetes, cuadernos, su infancia. Ambas son protagonistas de Seguir Remando (http://seguir-remando.blogspot.com), un largometraje de María Langhi, en el que la sensibilidad se esparce por todo el relato.
El documental de Langhi es sobre la inundación en Santa Fe. Pero no relata sólo el preciso momento en el que se produjo el desborde del río Salado en 2003, sino que sigue el tema desde ese año y hasta fin del año pasado.
Con una edición muy cuidada, la narración se basa en la historia de Lucía Torales, una correntina que llegó a la ciudad cuando tenía 13 años, y en Sol, una niña que quedó encerrada en su casa cercada por el agua, hasta que la rescataron.
La película de Langhi es precisa en la elección de las historias, en el uso de las imágenes y en la información que aporta. Hay un pulso personal en la narración, que comienza con el deseo de Lucía de que nunca más se repita una inundación en Santa Fe y luego una cita: un atinado fragmento de Los inundados (1961), de Fernando Birri. Después, el agua que ingresa a borbotones mientras se escuchan y ven a funcionarios municipales y provinciales que se muestran atentos pero que descreen de que la cuestión pase a mayores.
Esas mismas palabras son contrastadas con el testimonio y las desgarradoras imágenes de aquel 29 de abril de 2003, donde la gente vio cómo sus hogares quedaban bajo el agua en pocas horas y donde sólo la solidaridad logró frenar que aumentara la cifra de muertos, 23 en total.
La cámara de Langhi retrata esa ciudad, y se detiene en la vida de Lucía, que se asume como usurpadora y se instala en un videoclub abandonado con su familia, lo que le valió una denuncia policial. Después, el centro de evacuados, y el intento de regresar a su casa, destruida por el agua y el barro.
Cada tanto voces de niños cuentan la historia desde la ternura de su propio lenguaje. “Estoy autoevacuada porque perdí todos mis juguetes”, dice Sol, mientras una compañera de la escuela cuenta a sus amigos: “¡Mis verduras todavía están vivas, pero mi casa quedó fea, está todo gris!”.
Después, vendrán los actos, los subsidios dados, según los funcionarios, con “equidad y justicia” a los miles de damnificados. Lucía dice, por ejemplo: “Me dieron 3.712 pesos. Perdí cuarenta años de trabajo”. Una nueva inundación en 2007 y un proceso eleccionario que lejos de castigar a funcionarios involucrados, los ubicó en un nuevo escenario político como si nada hubiera pasado.
María Langhi nació en Santa Fe, en 1973. Es realizadora audiovisual. Se formó en la Universidad Nacional de Rosario, en la Escuela Provincial de Cine y el City College San Francisco ( EEUU). Ha integrado equipos de edición, producción, arte y dirección en distintos filmes. Seguir Remando obtuvo el primer premio en la categoría postproducción del Programa Estímulo a la Producción Audiovisual, organizado por el Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia de Santa Fe.
En diálogo con Señales, María Langhi repasa cómo logró que Seguir Remando se concretara.
—¿Cómo y cuando se gestó el documental?
—En el 2003 yo vivía en Estados Unidos y vine a visitar a mi familia en Rosario. Ahí me topo con las imágenes de la televisión de lo que ocurría en Santa Fe. Viajé para ver a mi papá, que aún vivía en Santa Fe. En esos días conozco a Lucía (la protagonista) que estaba ocupando un videoclub abandonado, y a partir de allí me convierto en testigo de lo que fue su vida.
—¿Qué recuerdo personal tenés de la inundación de 2003?
—Lo que más me impactó fue la soledad de la gente. Además del caos que había en todas partes, que era realmente abrumador, la gente no encontraba consuelo en ningún lado. La desorganización era total, y la gente deambulaba de un lado a otro para poder comer y vestirse.
—Hay imágenes de ese año y luego un seguimiento de la problemática a través del tiempo. ¿Cuando empezaste a capturar imágenes en 2003 ya sabías que harías una película?
—No, no sabía. Después de la inundación, yo volví a Estados Unidos con las imágenes del 2003 y comencé a hacer lo que nosotros llamamos un demo o trailer del documental. que es lo que utilizamos para buscar financiación para terminar el documental . Con Lucía seguimos en contacto y ella continuó llamándome para contarme cómo iban sus cosas. Al año volví para el aniversario de la inundación, allí hicimos otra parte de la película, y luego en 2007, cuando Lucía volvió a inundarse, yo ya estaba viviendo en Rosario. Así que viajé para retratar ese momento tan doloroso para ella. El resto lo hicimos en 2009, cuando ganamos el premio provincial a la producción audiovisual.
—¿Qué significa para vos “ser inundado”?
—El “ser inundado”, creo que solo se puede comprender realmente cuando se vive esa situación. Había mucha gente que me decía en Santa Fe que ellos cuando veían situaciones como éstas por televisión les parecía terrible, pero que recién cuando tuvieron que nadar para salvar sus cosas o ver cómo los vecinos salían en los botes a buscar gente, comprendieron lo que es “ser inundado”.
—¿Por qué definiste hacer el final con el voto de Lucía por Reutemann en las elecciones de 2009?
—Esa escena no fue planeada, Yo quería cerrar con una escena más esperanzadora, que era el casamiento de una de las hijas de Lucía, esto iba a reflejar la resiliencia que tiene esta gente, que a pesar de todo lo que vive sigue para adelante con la misma fuerza. Pero lamentablemente la fiesta se suspendió. Entonces hicimos esta última entrevista en su casa a modo de cierre. Dudé mucho en ponerla en el documental, porque yo sé que Lucía en la película representa a miles de damnificados, y que muchos de ellos no votaron igual que ella en las elecciones del 2009. Pero gracias a las opiniones de algunos colegas que vieron el material y coincidieron en que poner esta escena era ser fiel a la realidad de los hechos, es que me decidí a hacerlo. Creo que es la escena más fuerte de la película, y paradójicamente no tiene ninguna imagen de la entrada del agua.
Publicada en el suplemento Señales del diario LA Capital de Rosario, domingo 16 de mayo 2010.